Normalmente, cuando colgamos una fotografía (o un cuadro) en nuestra
casa tratamos de que resalte sobre la pared rodeándola con un marco cuyo
estilo case con la temática y/o colorido de la imagen tratándose por
tanto de un elemento que, bien elegido, puede hacer que la vista de todo
el que entre a nuestro salón se dirija directamente hacia esa foto de
la que tan orgullosos estamos.
El Siguiente artículo, extraido del blog de un fotografo español Luis Perez, nos tare una interesante técnica para aplicar a nuestras fotos.
Entonces, sabiendo que los marcos son recomendables para nuestras
fotografías, ¿por qué no incorporarlo a la propia imagen aprovechando
algún elemento más o menos natural presente en el momento del disparo?
La cosa consiste básicamente en “adornar” los bordes de la imagen a
la hora de apretar el disparador con algún elemento que consiga resaltar
el motivo retratado. Y no hace falta que sea algo geométrico, perfecto y
regular; sino tan sólo algo que resulte visualmente interesante y
consiga dirigir nuestra vista al elemento principal de la imagen.
Por descontado, se trata de que el “marco” no adquiera ningún tipo de
protagonismo en la fotografía; sino que sólo sea un recurso muy
poderoso al que podamos recurrir a la hora de componer nuestras
fotografías y así darles mayor dinamismo.
A nivel psicológico podemos decir que el marco sitúa al
espectador en la fotografía. Como si éste estuviera mirando la escena al
otro lado de una puerta, oculto tras unos árboles… y por tanto dándole a
la imagen una mayor naturalidad y cercanía.
Fuente: http://luipermom.wordpress.com
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