Las cámaras fotográficas son “cámaras oscuras” que, por medio de un orificio, permiten la entrada de luz de un objeto. Dicho haz de luz queda registrado en un material fotosensible, es decir, sensor (si es cámara digital) o película (en las cámaras analógicas).
Para controlar este haz de luz, tenemos dos herramientas básicas y fundamentales: objetivo y obturador.
El objetivo es lo que comúnmente llamamos el “lente” de la
cámara, pero vale aclarar que en realidad un objetivo está compuesto por
más de un lente.
Con este elemento podemos controlar la nitidez (foco) del haz de
luz que ingresa a nuestra cámara, como así también otros elementos, que
desarrollaremos en profundidad en el capítulo siguiente.
Por otro lado, el obturador, controla el tiempo de exposición
del material fotosensible a la luz. En otras palabras, el tiempo que la
cámara queda “abierta” y se permite el ingreso de luz en ella.
El flash es un elemento que puede, o no, estar integrado en la cámara.
Con el flash logramos crear una fuente de luz artificial de gran intensidad pero limitada duración.
La velocidad promedio de un flash montado es de 1/250 segundos,
mientras que en un flash de estudio podemos llegar a 1/2400 segundos (en
el capítulo de Flash voy a explicar esto un poco mejor).
Otros elementos presentes en una cámara, pero que dependen de la marca y modelo de cada una en particular son:
- Disparador: botón que usamos para disparar la foto.
- Display: es la pantallita donde vemos las fotos (en el caso de las cámaras digitales) y la configuración.
- Mode Dial: es la ruedita con la que elegimos los diferentes modos de la cámara (Automática, manual, etc.)
Fuente: PsicoFXP
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