Al retratar a personas deben evitarse los fondos recargados
de detalles que distraen la atención. Si se pretende hacer un retrato en el
verdadero sentido de la palabra, es muy importante elegir bien el lugar, pues
de la elección depende el éxito o fracaso de nuestra fotografía.
Si por ejemplo, elegimos como entorno de la foto un jardín, deberemos
vigilar que no haya cosas detrás como emparrados, telas metálicas, vegetación,
etc... que puedan salir en la fotografía o incluso hasta arruinarla.
Un viejo truco consiste en situar el modelo en un portal o
ventana abiertos. Las paredes, sean lisas o revocadas, también ofrecen buenas
posibilidades...
El cielo es también un buen elemento como fondo. Esta clase
de fondo obliga a fotografiar empleando un ángulo visual bajo. No siempre es
fácil evitar que aparezca lo que no se desea: postes, cables, etc.
Los fondos de flores son muy adecuados para mujeres. La
luz que reflejan las flores es muy útil para reducir el contraste de las
sombras, pero hay que vigilar que no reflejen también el color.
La peor pose que puede adoptar el modelo es aquella en la
que los hombros aparecen perfectamente alineados ante la cámara. Incluso cuando
el retrato deba mostrar todo el rostro, los hombros deben colocarse siempre de
forma que uno esté más adelantado que el otro. La persona debe girar la cabeza
para mirar el objetivo o hacia el lugar que el fotógrafo le indique.
En la imagen no debe notarse la "pose", el
modelo no debe parecer tenso. Esto no se consigue en cinco minutos. Lograr la
naturalidad, conseguir que el modelo esté tranquilo, representa haber ganado la
mitad de la batalla. Si se pretende que sonría, ésta debe ser natural, fruto de
una conversación agradable, no de una orden.
Fuente: aprendefotografiadesdecero
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