La gran mayoría de las personas, piensan que la fotografía
es tan solo pulsar un botón y congelar un momento. Sin embargo, para muchos de
nosotros, esto nunca sucederá así ni en los momentos de más prisa por capturar
una imagen.
La fotografía necesita de una preparación previa, de una
planificación, de todo un ritual de configuración del equipo respecto al
entorno o ambiente que le quedamos dar a la imagen, en ocasiones además cada
toma es prueba y error.
Existen muchas variables antes de realizar el disparo, la
evaluación del entorno, la medición de la luz, la selección del ISO adecuado, la
elección de la focal, la configuración de apertura y obturación, selección del
encuadre y composición de la toma, etc..
Es cierto que la llegada de la era digital ha acercado la
fotografía a todos, pero la facilidad o acceso a tecnología no reemplaza a los
saberes necesarios y capacitación que son necesarias para avanzar en el arte de
la fotografía, se debe aprender técnica, se debe educar la mirada, se debe
desarrollar la propia.
La comodidad y la calidad al alcance de todos, a través de cámaras
compactas y los teléfonos móviles han hecho surgir dos grandes mitos, que la
fotografía digital es fácil y que si sacamos miles de fotos al menos alguna será
buena. Otra gran equivocación es pensar que aunque en el momento del disparo
las cosas no hayan salido bien, más tarde, editando en photoshop todo se
arregla.
Nada reemplaza a la atención al detalle, a una correcta
planificación, a prestar atención al momento de la toma, al ejercicio de la
creatividad, a tomarse tiempo de aprender a ver. El momento del disparo es un
momento único y solo el tiempo y la práctica harán que podamos capturar
momentos mágicos. En el mundo de hoy estamos rodeados de miles de imágenes cada
día, pero lograr que estas lleguen a ser una buena foto es nuestro desafío como
aficionados; hasta una instantánea necesita atrás de un ojo entrenado.
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